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y lo hizo partir con órdenes de matar a Judas, de dispersar sus tropas y de restablecer a Alcimo como sumo sacerdote del magnífico templo. (II Macabeos 14, 13)
Los gentiles, que habían huido de Judea por temor a Judas, se agregaron en grandes grupos a Nicanor, pensando que las desgracias y las desventuras de los judíos serían su propia fortuna. (II Macabeos 14, 14)
Simón, hermano de Judas, atacaba a Nicanor; pero sus tropas dudaron un momento, estupefactas por la repentina llegada de enemigos. (II Macabeos 14, 17)
A pesar de esto, Nicanor, conociendo el valor de los de Judas y el entusiasmo con que luchaban por la patria, no quiso aventurarse a ponerlo todo a prueba de sangre. (II Macabeos 14, 18)
Judas había dejado en sitios estratégicos hombres armados, dispuestos a intervenir, por temor de alguna perfidia imprevista por parte de los enemigos; pero tuvieron una buena entrevista. (II Macabeos 14, 22)
Y tenía siempre a Judas en su presencia, pues lo amaba sinceramente. (II Macabeos 14, 24)
Pero Alcimo, viendo lo bien que se entendían los dos y haciéndose con una copia de los pactos concertados, se presentó a Demetrio, acusando a Nicanor de traidor de los intereses del Estado, ya que había nombrado sucesor suyo a Judas, enemigo y perturbador del reino. (II Macabeos 14, 26)
El rey, exasperado e inducido por las calumnias de aquel malvado, escribió a Nicanor, diciéndole que no le agradaban los pactos concertados y que inmediatamente se le enviara preso a Antioquía a Judas. (II Macabeos 14, 27)
Nicanor quedó consternado y disgustado, pues no quería romper lo pactado, ya que Judas no había hecho nada malo. (II Macabeos 14, 28)
El Macabeo, viendo que Nicanor le demostraba un trato más reservado y frío en las entrevistas acostumbradas, comprendió que aquella conducta no podría proceder de cosa buena. Reunió a algunos de los suyos y no se dejó ver ya más de Nicanor. (II Macabeos 14, 30)
Nicanor, dándose cuenta de que Judas había desaparecido con astucia, subió al templo a la misma hora que los sacerdotes ofrecían la víctima y les mandó que le entregaran al Macabeo. (II Macabeos 14, 31)
"Si no me entregáis preso a Judas, arrasaré este lugar, destruiré el altar y levantaré en su lugar un magnífico templo a Baco". (II Macabeos 14, 33)