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ni tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia, y de allí regresé después a Damasco. (Carta a los Gálatas 1, 17)
Sin embargo hemos reconocido que las personas no son justas como Dios las quiere por haber observado la Ley, sino por la fe en Cristo Jesús. Por eso hemos creído en Cristo Jesús, para ser hechos justos a partir de la fe en Cristo Jesús, y no por las prácticas de la Ley. Porque el cumplimiento de la Ley no hará nunca de ningún mortal una persona justa según Dios. (Carta a los Gálatas 2, 16)
En el caso de Abrahán, las promesas eran para él y para su descendencia. La Escritura no dice para los descendientes, como si hubiera varios, sino que habla en singular: para tu descendencia, y ésta es Cristo. (Carta a los Gálatas 3, 16)
De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y siendo hijo, Dios te da la herencia. (Carta a los Gálatas 4, 7)
Aunque mis pruebas eran una prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. (Carta a los Gálatas 4, 14)
Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. (Carta a los Gálatas 5, 13)
Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios; (Carta a los Efesios 2, 8)
Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los santos; ustedes son de la casa de Dios. (Carta a los Efesios 2, 19)
El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados. (Carta a los Efesios 4, 28)
No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la palabra que hacía falta y que deja algo a los oyentes. (Carta a los Efesios 4, 29)
Lo mismo se diga de las palabras vergonzosas, de los disparates y tonterías. Nada de todo eso les conviene, sino más bien dar gracias a Dios. (Carta a los Efesios 5, 4)
Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres responsables. (Carta a los Efesios 5, 15)
