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  • y escogí a tu familia entre todas las tribus de Israel, para que fuesen sacerdotes, subieran a mi altar, quemaran perfume y vistieran el efod en mi presencia, y concedí a la familia de tu padre que viviera de los sacrificios de los israelitas. (1 Samuel 2, 28)

  • Pero ustedes, hoy día, han despreciado a su Dios, que los salvó de todos sus males y aprietos, y han dicho: No, danos un rey que nos gobierne. Por eso, ahora, preséntense delante de Yavé, distribuidos por tribus y familias.» (1 Samuel 10, 19)

  • Samuel hizo acercarse a todas las tribus de Israel y, al echar suerte, fue designada la tribu de Benjamín. (1 Samuel 10, 20)

  • Dijo, pues, Samuel: «Aunque te creías pequeño, ¿no llegaste acaso a ser el jefe de las tribus de Israel y no te consagró Yavé como rey de Israel? (1 Samuel 15, 17)

  • Salieron, avanzando en igual número, doce jóvenes de Benjamín por Isbaal, hijo de Saúl, y doce de los servidores de David. (2 Samuel 2, 15)

  • Todos los ancianos dirigentes de las tribus de Israel vinieron a hablar con David, en Hebrón, y le dijeron: «Mira que somos sangre de tu sangre. (2 Samuel 5, 1)

  • Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hecho odiosos a David y enviaron men sajeros para contratar a veinte mil soldados ara meos de BetRejob y de Sobá, a mil hombres del rey de Maaká y a doce mil de Tob. (2 Samuel 10, 6)

  • Absalón se levantaba muy temprano y se ponía junto al camino que lleva a la Puerta, y cada vez que un hombre venía al tribunal del rey, por algún pleito, lo llamaba y le preguntaba: «¿De qué ciudad eres tú?» Y si el otro respondía: «Soy de una de las tribus de Israel», entonces Absalón le decía: (2 Samuel 15, 2)

  • Absalón envió a todas las tribus de Israel el siguiente mensaje: «Cuando sientan tocar las trompetas, griten: ¡Absalón se ha proclamado rey en Hebrón!» (2 Samuel 15, 10)

  • Ajitofel dijo a Absalón: «Déjame elegir doce mil hombres para ir en persecución de David esta misma noche. (2 Samuel 17, 1)

  • En todas las tribus de Israel se escuchaba la misma queja: «El rey nos libró de nuestros enemigos, nos salvó de los filisteos y ahora tuvo que huir lejos de Absalón. (2 Samuel 19, 10)

  • Joab pasó por todas las tribus de Israel y llegó a Abel-Bet-Maaká. Todos los aliados se reunieron y lo siguieron. (2 Samuel 20, 14)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina