Eclesiastés (Qohelet), 10
17. Feliz tú, país, cuyo rey es un príncipe bien nacido, y cuyos jefes comen a sus horas, para tomar fuerzas y no para embriagarse.
17. Feliz tú, país, cuyo rey es un príncipe bien nacido, y cuyos jefes comen a sus horas, para tomar fuerzas y no para embriagarse.
“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina