17. El séptimo Ángel derramó su copa en el aire, y desde el Templo resonó una voz potente que venía del trono y decía: «Ya está».





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina