12. Quédate, pues, con tus encantamientos y con tus numerosos sortilegios, en los que te has afanado desde tu juventud. ¡Quizás puedas sacar algún provecho! ¡Tal vez puedas con ellos dar miedo!





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina