17. Diréis a José: Perdona el delito y el pecado de tus hermanos, el mal que te hicieron; perdona el delito de los siervos del Dios de tu padre". José, al oírlo, se echó a llorar.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina