83. mientras la caballería se desbandaba por la llanura. En su huida llegaron a Azoto y entraron en Bet Dagón, el templo de su ídolo, para salvarse.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina