30. los judíos bendecían al Señor, que había glorificado su propio Lugar. El Templo, que poco antes había estado lleno de miedo y consternación, desbordaba ahora de alegría y de júbilo por la manifestación del Señor todopoderoso.





“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina