Gefunden 9 Ergebnisse für: rebeldía

  • Yo soy el Señor, lento para la cólera y rico en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebeldía, pero que nada deja impune, pues castiga en los hijos el pecado de los padres hasta la tercera generación. (Números 14, 18)

  • "Esto dice toda la comunidad del Señor: ¿Qué infidelidad es esta que habéis cometido contra el Dios de Israel? ¿Por qué os habéis levantado un altar en rebeldía contra el Señor? (Josué 22, 16)

  • Mira, padre mío, mira la orla de tu manto en mi mano. Puesto que he cortado la orla de tu manto y no te he matado, reconoce claramente que no hay en mí maldad ni rebeldía. Yo no he pecado contra ti; tú, por el contrario, me acechas para quitarme la vida. (I Samuel 24, 12)

  • Habrás así asestado un fuerte castigo a su rebeldía por no haber salido a recibirte en son de paz". (Judit 7, 15)

  • pues a su pecado añade rebeldía; contra nosotros bate palmas y multiplica sus palabras contra Dios". (Job 34, 37)

  • Él los libró una y otra vez, pero ellos se obstinaban en su rebeldía y se hundían cada vez más en sus maldades. (Salmos 106, 43)

  • Salomón descansó con sus padres, dejando tras él uno de su linaje, Roboán, el más loco del pueblo, pobre de inteligencia, que con su decisión excitó al pueblo a la rebeldía. (Eclesiástico 47, 23)

  • por eso, esto dice el Señor: Yo castigaré a Semayas de Nejelán y a su descendencia. Ninguno de los suyos habitará en medio de este pueblo, ni verá el bien que yo voy a hacer a mi pueblo -dice el Señor-, por haber predicado la rebeldía contra el Señor". (Jeremías 29, 32)

  • Todo esto por la rebeldía de Jacob, por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebeldía de Jacob? ¿No es acaso Samaría? ¿Cuál es el pecado de Judá? ¿No es acaso Jerusalén? (Miqueas 1, 5)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina