Gefunden 942 Ergebnisse für: muros de Jerusalén

  • "Así debéis hablar a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios, en quien confías, diciéndote que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. (II Reyes 19, 10)

  • Ésta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti la virgen hija de Sión, detrás de ti menea la cabeza la hija de Jerusalén. (II Reyes 19, 21)

  • porque de Jerusalén saldrá un resto y un grupo superviviente del monte de Sión. El celo del Señor todopoderoso hará esto. (II Reyes 19, 31)

  • Manasés tenía doce años cuando subió al trono, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco. Su madre se llamaba Jefsibá. (II Reyes 21, 1)

  • Construyó también altares en el templo del Señor, del que el Señor había dicho: "Pondré en Jerusalén mi nombre". (II Reyes 21, 4)

  • Y hasta puso la imagen de Aserá en el templo del Señor, del que el Señor había dicho a David y a Salomón, su hijo: "En este templo y en Jerusalén, elegida por mí entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre; (II Reyes 21, 7)

  • el Señor, Dios de Israel, dice lo siguiente: Voy a acarrear sobre Jerusalén y sobre Judá una desventura tal que zumbarán los oídos de todos los que la oigan. (II Reyes 21, 12)

  • Y extenderé sobre Jerusalén la cuerda de Samaría y la plomada de la casa de Ajab, y fregaré a Jerusalén como se friega un plato, y fregado se vuelve boca abajo. (II Reyes 21, 13)

  • Además, Manasés vertió muchísima sangre inocente, hasta anegar Jerusalén de extremo a extremo, aun prescindiendo del pecado que hizo cometer a Judá haciendo lo que es malo a los ojos del Señor. (II Reyes 21, 16)

  • Amón tenía veintidós años cuando subió al trono, y reinó dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Mesulémet, hija de Jarús, de Yotbá. (II Reyes 21, 19)

  • Josías tenía ocho años cuando subió al trono, y reinó treinta y un años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yedidá, hija de Adaya, de Boscat. (II Reyes 22, 1)

  • El sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticua y nieto de Jarjás, el guardarropa del templo. Juldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso, (II Reyes 22, 14)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina