Gefunden 28 Ergebnisse für: mensajero

  • Un mal mensajero provoca desgracias, pero un enviado fiel es un remedio. (Proverbios 13, 17)

  • El furor del rey es mensajero de muerte, pero un hombre sabio le apacigua. (Proverbios 16, 14)

  • El pendenciero sólo busca pelea, pero un mensajero cruel será enviado contra él. (Proverbios 17, 11)

  • El frío de la nieve en el calor de la siega, tal es un mensajero fiel para quien le envía: refresca el ánimo de su señor. (Proverbios 25, 13)

  • Sube a un monte alto, mensajero de albricias de Sión, haz resonar fuertemente tu voz, mensajero de albricias de Jerusalén. Hazla resonar sin miedo: di a las ciudades de Judá: ¡Aquí está vuestro Dios! (Isaías 40, 9)

  • ¿Quién está ciego, sino mi siervo? ¿Quién sordo como el mensajero que yo envío? ¿Quién está ciego como mi enviado y sordo como el siervo del Señor? (Isaías 42, 19)

  • ¡Oh, qué bellos son por los montes los pies del mensajero de albricias, que anuncia la paz, que trae la dicha, que anuncia la salvación y dice a Sión: ¡Tu Dios reina! (Isaías 52, 7)

  • en todas sus angustias. No un mensajero o un delegado suyo; él mismo fue quien los salvó. En su amor, en su piedad, él mismo los rescató, los sostuvo y los llevó todos los días en el pasado. (Isaías 63, 9)

  • Se ven correr correo tras correo, mensajero tras mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que ha sido tomada su ciudad por todos lados; (Jeremías 51, 31)

  • Además, para honrar a hombres venidos de lejos, invitados por conducto de un mensajero, te lavaste, te pintaste los ojos, te adornaste con tus vestidos preciosos, (Ezequiel 23, 40)

  • Mirad, ya viene por los montes el mensajero de la buena nueva, el que anuncia la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus promesas; porque el ser infernal no volverá a pasar por ti, ha sido exterminado por completo. (Nahún 2, 1)

  • Pues los labios del sacerdote deben guardar la ciencia, y de su boca se viene a buscar la enseñanza, porque él es el mensajero del Señor todopoderoso. (Malaquías 2, 7)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina