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Y ahora, ¿qué hago yo aquí? -dice el Señor-. Mi pueblo ha sido hecho esclavo sin motivo; sus dominadores lanzan gritos de triunfo -dice el Señor- y sin cesar, todos los días, es blasfemado mi nombre. (Isaías 52, 5)
¿Iba yo a abrir el seno para no hacer nacer? -dice el Señor-. O yo, que hago nacer, ¿lo iba a cerrar? -dice tu Dios-. (Isaías 66, 9)
quien quiera presumir, que presuma de esto: De tener inteligencia y conocerme, porque yo soy el Señor, que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra. Sí, esto es lo que me agrada -dice el Señor-. (Jeremías 9, 23)
Sus viudas son más numerosas que la arena del mar. Sobre las madres de jóvenes guerreros he traído, en pleno día, al devastador; hago caer sobre ellas de repente terror y espanto. (Jeremías 15, 8)
Y sabrán todos los árboles del bosque que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humilde, hago secarse el árbol verde y reverdecer el árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". (Ezequiel 17, 24)
¿Aguantará tu corazón, permanecerán firmes tus manos el día en que yo te pida cuentas? Yo, el Señor, lo digo y lo hago. (Ezequiel 22, 14)
Yo, el Señor, lo digo y lo hago; así sucederá; no me retraeré, no tendré piedad ni compasión. Te juzgaré según mi conducta y tus obras", declara el Señor Dios. (Ezequiel 24, 14)
Di, pues, a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las gentes donde fuisteis. (Ezequiel 36, 22)
Sabed, sin embargo, que no hago esto por consideración a vosotros, dice el Señor Dios. ¡Avergonzaos, más bien, y abochornaos de vuestra conducta, oh casa de Israel! (Ezequiel 36, 32)
Entonces las naciones que queden a vuestro alrededor sabrán que yo, el Señor, he reedificado lo que estaba destruido y he replantado lo que estaba asolado: Yo, el Señor, lo digo y lo hago. (Ezequiel 36, 36)
Infundiré en vosotros mi espíritu y reviviréis; os estableceré en vuestro suelo y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago", dice el Señor. (Ezequiel 37, 14)
Comeréis grasa a saciedad y beberéis sangre hasta la embriaguez del sacrificio que yo hago para vosotros. (Ezequiel 39, 19)
