Gefunden 12 Ergebnisse für: gigantes

  • En aquel entonces había gigantes en la tierra (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres, y ellas les daban hijos. Éstos son los héroes de antaño, hombres famosos. (Génesis 6, 4)

  • Hemos visto hasta gigantes, hijos de Anac; ante ellos, nosotros parecíamos langostas, y esa impresión tenían también ellos". (Números 13, 33)

  • Hubo otra batalla en Gob contra los filisteos, en la que Sibecay, el jusatita, mató a Saf, un descendiente de los gigantes. (II Samuel 21, 18)

  • Se dio otra batalla en Gat, donde había un gigante que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste era descendiente de los gigantes. (II Samuel 21, 20)

  • Estos cuatro gigantes eran descendientes de los gigantes de Gat, y cayeron en manos de David y de sus hombres. (II Samuel 21, 22)

  • Después de esto continuó la guerra en Guézer contra los filisteos. Fue entonces cuando Sibecay, el jusatita, mató a Sipay, un descendiente de los gigantes. Los filisteos quedaron sometidos. (I Crónicas 20, 4)

  • Se dio otra batalla en Gat, donde había un gigante que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste era descendiente de los gigantes. (I Crónicas 20, 6)

  • Estos gigantes eran descendientes de los gigantes de Gat, y cayeron en manos de David y sus hombres. (I Crónicas 20, 8)

  • Su jefe no cayó a manos de jóvenes, ni lo hirieron titanes, ni lo atacaron gigantes. ¡Fue Judit, hija de Merarí! Ella lo desarmó con su hermosura. (Judit 16, 6)

  • Y ya al principio, mientras perecían los gigantes orgullosos, la esperanza del mundo refugiada en una barca pilotada por tu mano legó al mundo semilla de una nueva generación. (Sabiduría 14, 6)

  • No perdonó a los antiguos gigantes, que confiados en su fuerza se rebelaron. (Eclesiástico 16, 7)

  • Allí nacieron los gigantes, los famosos de antiguo, de elevada estatura, expertos en la guerra. (Baruc 3, 26)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina