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  • Estoy seguro de que me quedaré y permaneceré con vosotros para vuestro progreso y gozo en la fe. (Filipenses 1, 25)

  • sin dejaros intimidar en lo más mínimo ante vuestros adversarios; lo que para ellos es señal de perdición, lo es en cambio para vosotros de salvación, y esto por obra de Dios. (Filipenses 1, 28)

  • No quiero decir con esto que haya alcanzado ya la perfección, sino que corro tras ella con la pretensión de darle alcance, por cuanto yo mismo fui alcanzado por Cristo Jesús. (Filipenses 3, 12)

  • Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4, 7)

  • Sé carecer de lo necesario y vivir en la abundancia; estoy enseñado a todas y cada una de estas cosas, a sentirme harto y a tener hambre, a nadar en la abundancia y a experimentar estrecheces. (Filipenses 4, 12)

  • de la que fui hecho ministro según la misión que Dios me dio para bien vuestro, con el fin de dar cumplimiento a su mensaje divino, (Colosenses 1, 25)

  • Y a vosotros, que estabais muertos por vuestras faltas y por no haber dominado los apetitos carnales, os volvió a dar la vida juntamente con él, y nos ha perdonado todos los pecados. (Colosenses 2, 13)

  • Esclavos, obedeced a vuestros amos temporales; no sólo cuando os ven, como para quedar bien con ellos, sino de todo corazón y por respeto al Señor. (Colosenses 3, 22)

  • Al que comete injusticia le darán la paga de sus injusticias, pues ante Dios todos somos iguales. (Colosenses 3, 25)

  • Por el contrario, fue Dios el que nos eligió y nos confió su evangelio, y así es como hablamos. No tratamos de agradar a los hombres, sino a Dios, que sondea nuestros corazones. (I Tesalonicenses 2, 4)

  • Pues bien, no pudiendo resistir más, resolvimos quedarnos solos en Atenas, (I Tesalonicenses 3, 1)

  • En fin, hermanos, os pedimos y os exhortamos en el nombre de Jesús, el Señor, a que os portéis de la manera que os enseñamos para agradar a Dios; ya lo hacíais, pero hacedlo todavía mejor. (I Tesalonicenses 4, 1)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina