Gefunden 226 Ergebnisse für: cuatro

  • Seiscientos hombres pudieron huir al desierto, a la roca de Rimón, y permanecieron allí durante cuatro meses. (Jueces 20, 47)

  • David pasó en territorio filisteo un año y cuatro meses. (I Samuel 27, 7)

  • Les cortaron la cabeza, les despojaron de sus armas e hicieron publicar la buena nueva por todo el país de los filisteos, a los cuatro vientos, a sus ídolos y al pueblo. (I Samuel 31, 9)

  • y pagará cuatro veces el valor de la corderilla por haber hecho esto y haber obrado sin piedad". (II Samuel 12, 6)

  • Quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos, y la piedra preciosa que había puesta en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó de la ciudad fue inmenso. (II Samuel 12, 30)

  • Al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey: "Permíteme que vaya a Hebrón a cumplir un voto que hice al Señor; (II Samuel 15, 7)

  • Estos cuatro gigantes eran descendientes de los gigantes de Gat, y cayeron en manos de David y de sus hombres. (II Samuel 21, 22)

  • Construyó el palacio, "Bosque del Líbano", de cincuenta metros de largo, veinticinco de ancho y quince de alto, sostenido sobre cuatro hileras de columnas de cedro, en las que se apoyaban vigas de cedro; (I Reyes 7, 2)

  • Los fundamentos eran de piedras costosas, grandes piedras de cuatro y cinco metros; (I Reyes 7, 10)

  • Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con sus ejes también de bronce, y en sus cuatro ángulos había unos pies. Estos pies estaban fundidos por debajo del aguamanil y por detrás de cada una de las guirnaldas. (I Reyes 7, 30)

  • Las cuatro ruedas estaban debajo de los paneles, y los ejes de las ruedas, unidos a las basas. La altura de cada rueda era de unos setenta y cinco centímetros. (I Reyes 7, 32)

  • En los cuatro ángulos de cada basa había cuatro pies formando todo un solo cuerpo. (I Reyes 7, 34)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina