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  • Evita las palabrerías vacías y profanas, que contribuyen cada vez más a la maldad, (II Timoteo 2, 16)

  • Más bien, animaos mutuamente cada día mientras dura este "hoy", de modo que ninguno de vosotros se endurezca por la seducción del pecado. (Hebreos 3, 13)

  • Deseamos solamente que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño por guardar intacta hasta el fin vuestra esperanza, (Hebreos 6, 11)

  • No para ofrecerse a sí mismo más veces, como lo hace el sumo sacerdote, que entra cada año en el santuario, con sangre ajena; (Hebreos 9, 25)

  • En efecto, no siendo la ley más que una sombra de los bienes venideros y no la realidad misma de las cosas, ofrece cada año perpetuamente los mismos sacrificios sin poder hacer perfectos a aquellos que se acercan a Dios. (Hebreos 10, 1)

  • Por el contrario, estos sacrificios traen cada año a la mente el recuerdo de los pecados; (Hebreos 10, 3)

  • Porque conocemos a aquel que ha dicho: A mí la venganza, yo daré a cada cual lo que merezca. Y también: El Señor juzgará a su pueblo. (Hebreos 10, 30)

  • Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José y se postró ante Dios apoyándose en la empuñadura de su bastón. (Hebreos 11, 21)

  • sino que cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce. (Santiago 1, 14)

  • Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras comportaos respetuosamente mientras estáis de paso en este mundo. (I Pedro 1, 17)

  • Que cada cual ponga al servicio de los demás los dones que haya recibido como corresponde a buenos administradores de los distintos carismas de Dios; (I Pedro 4, 10)

  • y a sus hijos los voy a herir de muerte; de este modo todas las Iglesias sabrán que soy yo el que penetra los sentimientos y los pensamientos, y os daré a cada uno según sus obras. (Apocalipsis 2, 23)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina