Gefunden 743 Ergebnisse für: bien y mal
Me dijo: Permíteme ir, porque tenemos un sacrificio de familia en la ciudad y mis hermanos me han reclamado. Si te parece bien, déjame hacer una escapada para ver a mis hermanos. Por eso no ha venido a la mesa del rey". (I Samuel 20, 29)
le dijo: "No tengas miedo, porque la mano de Saúl, mi padre, no te alcanzará. Tú reinarás sobre Israel, y yo seré tu segundo. Mi padre, Saúl, lo sabe muy bien". (I Samuel 23, 17)
Y los hombres de David le dijeron: "Mira, hoy es el día del que te dijo el Señor: Yo pongo a tu enemigo en tu mano; trátale como bien te parezca". David se levantó y sigilosamente cortó la orla del manto de Saúl. (I Samuel 24, 5)
Después dijo a David: "Tú eres mejor que yo, porque tú me has hecho el bien y yo te hago el mal. (I Samuel 24, 18)
Hoy has demostrado que te portas bien conmigo, pues el Señor me ha puesto en tus manos y no me has matado. (I Samuel 24, 19)
Cuando alguien encuentra a su enemigo, ¿le deja continuar en paz su camino? Que el Señor te recompense el bien que hoy has hecho conmigo. (I Samuel 24, 20)
He sabido que estás esquilando. Pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; nunca les molestamos ni les faltó nada mientras estuvieron en el Carmelo. (I Samuel 25, 7)
David había dicho: "En vano he guardado todo lo que este hombre tiene en el desierto, de modo que nada le haya faltado de cuanto le pertenece; él me devuelve mal por bien. (I Samuel 25, 21)
Cuando el Señor haya hecho a mi señor todo el bien que te ha prometido y te haya constituido soberano de Israel, (I Samuel 25, 30)
no será para ti un sufrimiento ni un remordimiento de conciencia el haber derramado sangre en vano y haberte hecho justicia por tu mano. Cuando el Señor haya hecho el bien a mi señor, acuérdate de tu sierva". (I Samuel 25, 31)
No está bien lo que has hecho. Vive el Señor, que merecéis la muerte por no haber guardado a vuestro señor, el ungido del Señor. ¿Dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que tenía a su cabecera?". (I Samuel 26, 16)
David dijo a Aquís: "Si quieres hacerme un favor, te suplico que me des un lugar en una de las ciudades del campo para habitar allí. Porque no está bien que tu siervo viva junto a ti en la capital del reino". (I Samuel 27, 5)