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Los dos ancianos la veían todos los días cuando salía a pasear, y empezaron a desearla; (Daniel 13, 8)
No había allí nadie, excepto los dos ancianos, que estaban escondidos acechándola. (Daniel 13, 16)
Ellas hicieron lo que Susana había ordenado; cerraron las puertas del jardín y entraron en casa por una puerta lateral para traer lo que les había mandado. No sabían que los dos ancianos estaban allí escondidos. (Daniel 13, 18)
pero no quiso decírnoslo. De todo esto nosotros somos testigos". La asamblea los creyó, como ancianos y jueces del pueblo que eran. Y la condenaron a muerte. (Daniel 13, 41)
Entonces todo el pueblo volvió en seguida atrás. Los ancianos dijeron a Daniel: "Siéntate aquí en medio de nosotros y decláranos lo que piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de la ancianidad". (Daniel 13, 50)
Oíd esto, ancianos; escuchad, habitantes todos del país. ¿Ha sucedido algo semejante en vuestros días o en los días de vuestros padres? (Joel 1, 2)
Promulgad un ayuno, convocad una asamblea, reuníos, ancianos, y vosotros todos, habitantes del país, en la casa del Señor, Dios vuestro; aclamad al Señor: (Joel 1, 14)
reunid al pueblo, congregad a la comunidad, juntad a los ancianos, traed también a los pequeños y a los niños de pecho! Deje el esposo su alcoba y la esposa su tálamo. (Joel 2, 16)
Después de esto yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros jóvenes, visiones. (Joel 3, 1)
Esto dice el Señor omnipotente: "Ancianos y ancianas se sentarán todavía en las plazas de Jerusalén; tendrán un bastón en su mano a causa de sus muchos años, (Zacarías 8, 4)
"¿Por qué tus discípulos quebrantan las tradiciones de los ancianos, pues no se lavan las manos al comer?". (Mateo 15, 2)
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. (Mateo 16, 21)