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más aún, te has levantado contra el Señor del cielo: has mandado traer las copas de su templo, y tú, tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas habéis bebido vino en ellas. Has celebrado a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu propio aliento y todos tus caminos. (Daniel 5, 23)
hasta que vino el anciano y se hizo justicia a los santos del altísimo, llegando finalmente el tiempo en que los santos tomaron posesión del reino. (Daniel 7, 22)
No comí manjar sabroso, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con perfume en el curso de estas tres semanas. (Daniel 10, 3)
Ella vino acompañada de sus padres, de sus hijos y de todos sus parientes. (Daniel 13, 30)
Los babilonios tenían un ídolo llamado Bel, en cuyo honor gastaban diariamente más de seis hectólitros de flor de harina, cuarenta ovejas y más de dos hectólitros de vino. (Daniel 14, 3)
los sacerdotes de Bel dijeron: "Mira, nosotros nos salimos de aquí, y tú, oh rey, haz servir los manjares y el vino preparado; luego cierra la puerta y séllala con tu anillo. Si mañana por la mañana, al volver al templo, no encuentras que todo ha sido comido por Bel, nosotros moriremos; pero en caso contrario morirá Daniel, que miente contra nosotros". (Daniel 14, 11)
El día séptimo vino el rey a llorar a Daniel; se acercó al foso, miró y vio que Daniel estaba allí sentado. (Daniel 14, 40)
No reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; quien prodigaba la plata y el oro que ellos emplearon para los baales. (Oseas 2, 10)
Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi vino a su estación, y recobraré mi lana y mi lino con que ella cubría su desnudez. (Oseas 2, 11)
la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Yezrael. (Oseas 2, 24)
para entregarse a la prostitución. El vino y el mosto hacen perder el seso. (Oseas 4, 11)
En el día de nuestro rey los jefes se aturdieron con el vapor del vino, y él tendió la mano a los criminales. (Oseas 7, 5)