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El quinto día se levantó de madrugada para irse, pero el padre de la joven le dijo: "Come algo antes de salir para recobrar las fuerzas". Y así se les pasó el tiempo, hasta declinar el día, comiendo los dos juntos. (Jueces 19, 8)
Pero no quisieron escucharlo. Entonces el levita les sacó a su concubina. Ellos abusaron de ella durante toda la noche hasta la mañana, y al salir la aurora la dejaron. (Jueces 19, 25)
Su marido se levantó, abrió la puerta de la casa para salir y continuar su camino, cuando vio a su concubina caída a la entrada de la casa con las manos en el umbral. (Jueces 19, 27)
No seáis testarudos, como fueron los egipcios y el Faraón; Dios los castigó duramente hasta que dejaron salir a los israelitas. (I Samuel 6, 6)
Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, jefe del ejército: "¿De quién es hijo este joven, Abner?". Abner respondió: "Por tu vida, oh rey, que no lo sé". (I Samuel 17, 55)
Por entonces los filisteos reunieron sus tropas para salir a luchar contra Israel. Aquís dijo a David: "Te comunico que tú y tus hombres tenéis que venir conmigo a la campaña". (I Samuel 28, 1)
Joab, al salir de estar con David, envió mensajeros en persecución de Abner, que le hicieron volver desde la cisterna de Sirá, sin saberlo David. (II Samuel 3, 26)
Al año siguiente, por el tiempo en que suelen los reyes salir a campaña, David envió a Joab, a sus oficiales y a todo Israel a devastar a los amonitas y a sitiar a Rabá. David se quedó en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)
Entonces dijo David a todos sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar de Absalón. Daos prisa a salir, no sea que venga a toda prisa, nos sorprenda, haga caer sobre nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada". (II Samuel 15, 14)
Iba también Sadoc con todos los levitas, que llevaban el arca de la alianza de Dios; y colocaron el arca de Dios junto a Abiatar, hasta que todo el pueblo terminó de salir de la ciudad. (II Samuel 15, 24)
Pero Abisay, hijo de Sarvia, vino en su ayuda, atacó al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo: "Tú no volverás a salir con nosotros a la guerra, para que no apagues la luz de Israel". (II Samuel 21, 17)
El rey mandó llamar a Semeí y le dijo: "Hazte una casa en Jerusalén y vive allí sin salir a parte alguna, (I Reyes 2, 36)