Gefunden 80 Ergebnisse für: Mensajeros

  • Saúl envió mensajeros a decir a Jesé: "Mándame a tu hijo David, el que está con las ovejas". (I Samuel 16, 19)

  • Aquella misma noche Saúl mandó mensajeros a casa de David para montar vigilancia y matarlo por la mañana. Pero Mical, la mujer de David, le avisó: "Si no te pones a salvo esta misma noche, mañana te matarán". (I Samuel 19, 11)

  • Cuando Saúl envió mensajeros para apoderarse de David, ella dijo: "Está enfermo". (I Samuel 19, 14)

  • Saúl envió de nuevo a los mensajeros para visitar a David, con la orden siguiente: "Traédmelo en la cama para matarle". (I Samuel 19, 15)

  • Los mensajeros entraron y se encontraron con los ídolos familiares en la cama y una piel de cabra en la cabecera. (I Samuel 19, 16)

  • envió mensajeros para que lo apresasen. Ellos vieron la comunidad de profetas profetizando. Samuel estaba al frente de ellos. Entonces el espíritu del Señor se apoderó de los mensajeros y se pusieron también ellos a profetizar. (I Samuel 19, 20)

  • Se lo dijeron a Saúl, que mandó otros mensajeros; pero también ellos se pusieron a profetizar. Volvió a enviar Saúl por tercera vez otros mensajeros, pero también ellos se pusieron a profetizar. (I Samuel 19, 21)

  • Uno de los jóvenes dio la noticia a Abigaíl, mujer de Nabal: "David ha enviado desde el desierto unos mensajeros para saludar a nuestro amo, y él los ha despreciado. (I Samuel 25, 14)

  • En seguida se preparó y montó sobre un asno; acompañada de cinco de sus sirvientes, siguió a los mensajeros de David y se casó con él. (I Samuel 25, 42)

  • Entonces él envió mensajeros a los de Yabés Galaad para decirles: "Que el Señor os bendiga por haber cumplido esta obra de misericordia con Saúl, vuestro señor, y por haberle dado sepultura. (II Samuel 2, 5)

  • Abner envió mensajeros a David para decirle: "Haz un pacto conmigo, y yo te apoyaré para que todo Israel se ponga de tu parte". (II Samuel 3, 12)

  • David envió mensajeros a Isbaal, hijo de Saúl, para decirle: "Devuélveme a mi mujer, Mical, que yo adquirí por cien prepucios de filisteos". (II Samuel 3, 14)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina