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  • Sus hijos habitaron desde Javilá hasta Sur, enfrente de Egipto, según se va a Asiria. Él se estableció enfrente de todos sus hermanos. (Génesis 25, 18)

  • Que los pueblos te sirvan y las naciones se inclinen ante ti. Sé señor de tus hermanos e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga". (Génesis 27, 29)

  • y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo mandaré a buscarte. ¿Por qué tendría yo que perder a los dos hijos en un mismo día?". (Génesis 27, 45)

  • Concibió otra vez, dio a luz un tercer hijo, y dijo: "Ahora sí que se aficionará a mí mi marido, porque le he dado tres hijos". Por ello le puso el nombre de Leví. (Génesis 29, 34)

  • Volvió a concebir y dio a luz un cuarto hijo, y dijo: "Esta vez alabaré al Señor". Por eso le llamó Judá. Después dejó de tener hijos. (Génesis 29, 35)

  • Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y dijo a Jacob: "Dame hijos, si no me muero". (Génesis 30, 1)

  • Y ella respondió: "Ahí tienes a mi esclava Bihlá, llégate a ella. Ella dará a luz sobre mis rodillas, y así yo también tendré hijos por medio de ella". (Génesis 30, 3)

  • Entonces Lía, viendo que había dejado de tener hijos, tomó a Zilpa, su esclava, y se la dio a Jacob por mujer. (Génesis 30, 9)

  • Y dijo: "Dios me ha hecho un buen regalo. Esta vez sí que se quedará conmigo mi marido, porque le he dado seis hijos". Y le llamó Zabulón. (Génesis 30, 20)

  • Dame mis hijos y mis mujeres, por las que te he servido, y me iré. Bien sabes tú el servicio que te he prestado". (Génesis 30, 26)

  • Y aquel mismo día Labán separó los machos cabríos manchados, todas las cabras manchadas, toda res con manchas blancas y todas las ovejas negras, y se las entregó a sus hijos, (Génesis 30, 35)

  • Después oyó que los hijos de Labán andaban diciendo: "Jacob se ha apoderado de lo que es de nuestro padre; a expensas de nuestro padre ha hecho toda esta riqueza". (Génesis 31, 1)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina