Gefunden 261 Ergebnisse für: profeta Natán

  • Onías había dicho: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa, Jeremías, el profeta de Dios.» (II Macabeos 15, 14)

  • Ella dirigió felizmente sus empresas por medio de un profeta santo. (Sabiduría 11, 1)

  • Esforzado en la guerra fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés como profeta; él fue, de acuerdo con su nombre, grande para salvar a los elegidos del Señor, para tomar venganza de los enemigos que surgían e introducir a Israel en su heredad. (Eclesiástico 46, 1)

  • Amado fue de su Señor Samuel, profeta del Señor fundó la realeza, y ungió a los príncipes puestos sobre su pueblo. (Eclesiástico 46, 13)

  • Por su fidelidad se acreditó como profeta, por sus oráculos fue reconocido fiel vidente. (Eclesiástico 46, 15)

  • Después de él surgió Natán para profetizar en los días de David. (Eclesiástico 47, 1)

  • Después surgió el profeta Elías como fuego, su palabra abrasaba como antorcha. (Eclesiástico 48, 1)

  • Porque hizo Ezequías lo que agrada al Señor, y se mantuvo firme en los caminos de David su padre, como le ordenó el profeta Isaías, el grande y digno de fe en sus visiones. (Eclesiástico 48, 22)

  • según la palabra de Jeremías, a quien habían maltratado, a él, consagrado profeta desde el vientre de su madre, para extirpar , destruir y perder y también para construir y plantar . (Eclesiástico 49, 7)

  • el valiente y el guerrero, el juez y el profeta, el augur y el anciano, (Isaías 3, 2)

  • El anciano y honorable es la cabeza, y el profeta impostor es la cola. (Isaías 9, 14)

  • Envió a Elyaquim, mayordomo, a Sebná, secretario, y a los sacerdotes ancianos cubiertos de sayal donde el profeta Isaías, hijo de Amós. (Isaías 37, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina