Gefunden 1950 Ergebnisse für: profecia de Eliseu sobre victoria

  • Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; (II Pedro 1, 20)

  • porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios. (II Pedro 1, 21)

  • Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida destrucción. (II Pedro 2, 1)

  • si no perdonó al antiguo mundo, aunque preservó a Noé, heraldo de la justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un mundo de impíos; (II Pedro 2, 5)

  • sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y desprecian al Señorío. Atrevidos y arrogantes, no temen insultar a las Glorias, (II Pedro 2, 10)

  • pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. (I Juan 5, 4)

  • Henoc, el séptimo después de Adán, profetizó ya sobre ellos: «Mirad, el Señor ha venido con sus santas miríadas (Judas 1, 14)

  • Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, (Judas 1, 20)

  • Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca. (Apocalipsis 1, 3)

  • Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí diciendo: «No temas, soy yo, el Primero y el Ultimo, (Apocalipsis 1, 17)

  • Al vencedor, al que se mantenga fiel a mis obras hasta el fin, le daré poder sobre las naciones: (Apocalipsis 2, 26)

  • Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. (Apocalipsis 3, 3)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina