Gefunden 10 Ergebnisse für: portadores

  • Y Josué levantó doce piedras en medio del Jordán, donde habían pisado los pies de los sacerdotes portadores del arca de la alianza, y allí están todavía hoy. (Josué 4, 9)

  • Los sacerdotes portadores del arca estaban parados en medio del Jordán hasta que se cumpliera todo lo que Yahveh había mandado a Josué que dijera al pueblo (según todo lo que Moisés había ordenado a Josué); y el pueblo se apresuró a pasar. (Josué 4, 10)

  • Cuando los sacerdotes portadores del arca de la alianza de Yahveh salieron del Jordán, apenas las plantas de sus pies tocaron la orilla, las aguas del Jordán volvieron a su cauce y empezaron a correr como antes, por todas sus riberas. (Josué 4, 18)

  • Cada seis pasos que avanzaban los portadores del arca de Yahveh, sacrificaba un buey y un carnero cebado. (II Samuel 6, 13)

  • Y habiendo Dios ayudado a los levitas portadores del arca de la alianza de Yahveh, sacrificaron siete becerros y siete carneros. (I Crónicas 15, 26)

  • el impuro Jasón envió embajadores, como Antioquenos de Jerusalén, que llevaban consigo trescientas dracmas de plata para el sacrificio de Hércules. Pero los portadores prefirieron, dado que no convenía, no emplearlas en el sacrificio, sino en otros gastos. (II Macabeos 4, 19)

  • Y así, el dinero que estaba destinado por voluntad del que lo enviaba, al sacrificio de Hércules, se empleó por deseo de los portadores, en la construcción de las trirremes. (II Macabeos 4, 20)

  • ¡Apartaos, apartaos, salid de allí! ¡Cosa impura no toquéis! ¡Salid de en medio de ella, manteneos limpios, portadores del ajuar de Yahveh! (Isaías 52, 11)

  • Un sin fin de camellos te cubrirá, jóvenes dromedarios de Madián y Efá. Todos ellos de Sabá vienen portadores de oro e incienso y pregonando alabanzas a Yahveh. (Isaías 60, 6)

  • Unos hombres venían de Siquem de Silo y de Samaría, ochenta entre todos, la barba raída, harapientos y arañados, portadores de oblaciones e incienso que traían a la Casa de Yahveh. (Jeremías 41, 5)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina