Gefunden 5829 Ergebnisse für: las

  • Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.» (Génesis 31, 42)

  • Si tú humillas a mis hijas, si tomas otras mujeres, además de mis hijas, bien que nadie esté con nosotros que nos vea, sea Dios testigo entre los dos.» (Génesis 31, 50)

  • Jacob se asustó mucho y se llenó de angustia; dividió a sus gentes, las ovejas, vacas y camellos, en dos campementos, (Génesis 32, 8)

  • qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la confianza que has dado a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán y ahora he venido a formar dos campamentos. (Génesis 32, 11)

  • treinta camellas criando, junto con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez garañones, (Génesis 32, 16)

  • El mismo encargo hizo también al segundo, como asimismo al tercero y a todos los que iban tras las manadas diciendo: «En estos términos hablaréis a Esaú cuando le encontréis, (Génesis 32, 20)

  • Jacob levantó los ojos y al ver que venía Esaú con cuatrocientos hombres, repartió a los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas. (Génesis 33, 1)

  • Puso a las siervas y sus niños al frente; después a Lía y sus niños, y a Raquel y José en la zaga, (Génesis 33, 2)

  • Levantó luego los ojos, y al ver a las mujeres y a los niños, dijo: «¿Qué son de ti éstos?» - «Son los hijos que ha otorgado Dios a tu siervo.» (Génesis 33, 5)

  • Entonces se acercaron las siervas con sus niños, y se inclinaron. (Génesis 33, 6)

  • Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió una vez a ver a las mujeres del país. (Génesis 34, 1)

  • Entonces os daremos nuetras hijas, y tomaremos para nosotros las vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo. (Génesis 34, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina