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De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. (Génesis 12, 2)
Después salió su hermano, cuya mano agarraba el talón de Esaú, y se llamó Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando los engendró. (Génesis 25, 26)
Crecieron los muchachos. Esaú llegó a ser un cazador experto, un hombre montaraz, y Jacob un hombre muy de la tienda. (Génesis 25, 27)
Isaac quería a Esaú, porque le gustaba la caza, y Rebeca quería a Jacob. (Génesis 25, 28)
Una vez, Jacob había preparado un guiso cuando llegó Esaú del campo, agotado. (Génesis 25, 29)
Dijo Esaú a Jacob: «Oye, dame a probar de lo rojo, de eso rojo, porque estoy agotado.» - Por eso se le llamó Edom. - (Génesis 25, 30)
Dijo Jacob: «Véndeme ahora mismo tu primogenitura.» (Génesis 25, 31)
Dijo Jacob: «Júramelo ahora mismo.» Y él se lo juró, vendiendo su primogenitura a Jacob. (Génesis 25, 33)
Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeñó Esaú la primogenitura. (Génesis 25, 34)
y entonces Rebeca dijo a su hijo Jacob: «Acabo de oír a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú diciendo: (Génesis 27, 6)
Jacob dijo a su madre Rebeca: ¡Pero si mi hermano Esaú es velludo, y yo soy lampiño! (Génesis 27, 11)
¡A ver si me palpa mi padre, y le parece que estoy mofándome de él! ¡Entonces me habré buscado una maldición en vez de una bendición!» (Génesis 27, 12)
