Gefunden 827 Ergebnisse für: historia de Judá

  • Así tratabais a las hijas de Israel, y ellas, por miedo, se entregaban a vosotros. Pero una hija de Judá no ha podido soportar vuestra iniquidad. (Daniel 13, 57)

  • Palabra de Yahveh que fue dirigida a Oseas, hijo de Beerí, en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en tiempo de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel. (Oseas 1, 1)

  • (Pero de la casa de Judá me compadeceré y los salvaré por Yahveh su Dios. No los salvaré con arco ni espada ni guerra, ni con caballos ni jinetes.)» (Oseas 1, 7)

  • Se juntarán los hijos de Judá y los hijos de Israel en uno, se pondrán un solo jefe, y desbordarán de la tierra, porque será grande el día de Yizreel. (Oseas 2, 2)

  • Si tú, Israel, te prostituyes, que no se haga culpable Judá. ¡No vayáis a Guilgal, No subáis a Bet Aven, no juréis «por vida de Yahveh»! (Oseas 4, 15)

  • El orgullo de Israel testifica contra él; Israel y Efraím tropiezan por sus culpas, y también Judá tropieza con ellos. (Oseas 5, 5)

  • Los príncipes de Judá son como los que desplazan los linderos, sobre ellos voy a derramar como agua mi furor. (Oseas 5, 10)

  • Pues yo he de ser como polilla para Efraím, como carcoma para la casa de Judá. (Oseas 5, 12)

  • Efraím ha visto su dolencia y Judá su llaga. Efraím entonces ha sido a Asiria, y Judá ha mandado mensaje al gran rey; pero éste no podrá sanaros ni curar vuestra llaga. (Oseas 5, 13)

  • Porque yo soy como un león para Efraím, como un leoncillo para la casa de Judá. Yo, yo mismo desgarraré y me iré, arrebataré y no habrá quien salve. (Oseas 5, 14)

  • ¿Qué he de hacer contigo, Efraím? ¿Qué he de hacer contigo, Judá? ¡Vuestro amor es como nube mañanera, como rocío matinal, que pasa! (Oseas 6, 4)

  • También para ti, Judá, hay preparada una cosecha, cuando yo cambie la suerte de mi pueblo. (Oseas 6, 11)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina