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  • Josué engendró a Yoyaquim; Yoyaquim engendró a Elyasib; Elyasib engendró a Yoyadá; (Nehemías 12, 10)

  • Los jefes de los levitas eran: Jasabías, Serebías, Josué, Binnuy, Cadmiel; y sus hermanos, frente por frente para ejecutar los himnos de alabanza y de acción de gracias, conforme a las instrucciones de David, hombre de Dios, en grupos alternos, (Nehemías 12, 24)

  • Estos vivían en tiempo de Yoyaquim, hijo de Josué, hijo de Yosadaq, y en tiempo de Nehemías, el gobernador, y de Esdras, el sacerdote - escriba. (Nehemías 12, 26)

  • les dijo: «Hijos de Canaán, hacedme saber quién es este pueblo establecido en la montaña, qué ciudades habita, cuál es la importancia de su ejército y en qué estriba su poder y su fuerza, qué rey está a su frente y manda a sus soldados, (Judit 5, 3)

  • Su Dios les ordenó salir de su casa y marchar a la tierra de Canaán; se establecieron en ella y fueron colmados de oro, de plata y de gran cantidad de ganado. (Judit 5, 9)

  • Bajaron después a Egipto, porque el hambre se extendió sobre la superficie de la tierra de Canaán, y permanecieron allí mientras tuvieron alimentos. Allí se hicieron muy numerosos, de modo que no se podía contar a los de su raza. (Judit 5, 10)

  • diciendo: «Yo te daré la tierra de Canaán por parte de vuestra herencia». (Salmos 105, 11)

  • Sangre inocente derramaban, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaban a los ídolos de Canaán, y fue el país profanado de sangre. (Salmos 106, 38)

  • a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán; (Salmos 135, 11)

  • Josué, por cumplir su mandato, llegó a ser juez en Israel. (I Macabeos 2, 55)

  • Después de esto, Jonatán y su hermano Simón, recibieron la noticia de que los hijos de Amrai celebraban una espléndida boda y traían de Nabatá, en medio de gran pompa, a la novia, hija de uno de los principales de Canaán. (I Macabeos 9, 37)

  • Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó en tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla. (II Macabeos 12, 15)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina