Gefunden 471 Ergebnisse für: ciudades conquistadas

  • Los comienzos de su reino fueron Babel, Erek y Acad, ciudades todas ellas en tierra de Senaar. (Génesis 10, 10)

  • Abram se estableció en Canaán y Lot en las ciudades de la vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. (Génesis 13, 12)

  • Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda con todos los habitantes de las ciudades y la vegetacíon del suelo. (Génesis 19, 25)

  • Así pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la redonda, se acordó de Abraham y puso a Lot a salvo de la catástrofe, cuando arrasó las ciudades en que Lot habitaba. (Génesis 19, 29)

  • Partieron, pues, y un pánico divino cayó sobre las ciudades de sus contornos; así no persiguieron a los hijos de Jacob. (Génesis 35, 5)

  • Ellos recogerán todo el comestible de esos años buenos que vienen, almacenarán el grano a disposición de Faraón en las ciudades, y lo guardarán. (Génesis 41, 35)

  • Les impusieron pues, capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés. (Exodo 1, 11)

  • En cuanto a las ciudades de los levitas, los levitas tendrán siempre derecho de rescate sobre las casas de las ciudades de su propiedad. (Levítico 25, 32)

  • En el caso de que se haya de rescatar de mano de un levita, lo vendido - una casa que es propiedad suya en la ciudad - quedará libre en el jubileo; porque las casas de las ciudades de los levitas son su propiedad en medio de los israelitas. (Levítico 25, 33)

  • No pueden venderse los campos que rodean sus ciudades, pues son su propiedad para siempre. (Levítico 25, 34)

  • Traeré sobre vosotros la espada vengadora de la alianza. Os reuniréis entonces en vuestras ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de vosotros y seréis entregados en manos del enemigo. (Levítico 26, 25)

  • Reduciré vuestras ciudades a ruina y devastaré vuestros santuarios, no aspiraré ya más vuestros calmantes aromas. (Levítico 26, 31)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina