Gefunden 244 Ergebnisse für: Faraón

  • «Cuando Faraón os diga: Haced algún prodigio, dirás a Aarón: "Toma tu cayado y échalo delante de Faraón, y que se convierta en serpiente."» (Exodo 7, 9)

  • Presentáronse, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron lo que Yahveh había ordenado: Aarón echó su cayado delante de Faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente. (Exodo 7, 10)

  • También Faraón llamó a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los sabios egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas. (Exodo 7, 11)

  • Sin embargo el corazón de Faraón se endureció, y no les escuchó, conforme había predicho Yahveh. (Exodo 7, 13)

  • Entonces dijo Yahveh a Moisés: «El corazón de Faraón es obstinado; se niega a dejar salir al pueblo. (Exodo 7, 14)

  • Preséntate a Faraón por la mañana, cuando vaya a la ribera. Le saldrás al encuentro a la orilla del Río, llevando en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente. (Exodo 7, 15)

  • Moisés y Aarón hicieron lo que Yahveh les había mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Rió en presencia de Faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Rió se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Pero lo mismo hicieron con sus encantamientos los magos de Egipto; y el corazón de Faraón se endureció y no les escuchó, como había dicho Yahveh. (Exodo 7, 22)

  • Se volvió Faraón y entró en su casa sin hacer caso de ello. (Exodo 7, 23)

  • Y dijo Yahveh a Moisés: «Preséntate a Faraón y dile: Así dice Yahveh: "Deja salir a mi pueblo para que me dé culto." (Exodo 7, 26)

  • Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.» (Exodo 8, 4)

  • Respondió Moisés a Faraón: «Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el Río.» (Exodo 8, 5)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina