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Abner, hijo de Ner, y los servidores de Isbaal, hijo de Saúl, salieron de Majanaim en dirección a Gabaón. (II Samuel 2, 12)
También salieron Joab, hijo de Seruiá, y los servidores de David, y los encontraron junto al estanque de Gabaón. Allí tomaron posiciones, unos a un lado del estanque y otros al otro lado. (II Samuel 2, 13)
Los amonitas salieron y formaron en orden de batalla a la entrada de la Puerta, pero los arameos de Sobá y de Rejob, y la gente de Tob y de Maacá se mantuvieron aparte, en campo abierto. (II Samuel 10, 8)
Luego retiró la sartén y la vació delante de él, pero él se negó a comer, y ordenó: "¡Hagan salir a todos de mi presencia!". Cuando salieron todos, (II Samuel 13, 9)
Apenas partieron, los jóvenes salieron del pozo y fueron a informar al rey David: "Apresúrense a cruzar las aguas, le dijeron, porque Ajitófel ha propuesto este plan contra ustedes". (II Samuel 17, 21)
Sin embargo, la orden del rey se impuso a Joab y a los jefes del ejército, y estos salieron de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel. (II Samuel 24, 4)
Cuatrocientos ochenta años después que los israelitas salieron del país de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv -que es el segundo mes- Salomón comenzó a construir la Casa del Señor. (I Reyes 6, 1)
Los cadetes de los jefes de distritos salieron en primer lugar. Entonces le avisaron a Ben Hadad: "Unos hombres han salido de Samaría". (I Reyes 20, 17)
Él ordenó: "Si salieron en son de paz, captúrenlos vivos, y si salieron en plan de guerra, también captúrenlos vivos". (I Reyes 20, 18)
Una vez que salieron de la ciudad los cadetes de los jefes de distritos, con el ejército detrás de ellos, (I Reyes 20, 19)
Desde allí subió a Betel. Mientras iba subiendo por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: "¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!". (II Reyes 2, 23)
Él se dio vuelta, los vio y los maldijo en nombre del Señor. Entonces salieron del bosque dos osos, que despedazaron a cuarenta y dos de esos jóvenes. (II Reyes 2, 24)