Gefunden 302 Ergebnisse für: puerta

  • Por eso fueron castigados con la ceguera -como aquellos otros a las puertas del justo- cuando rodeados de profundas tinieblas, cada uno buscaba el acceso de su puerta. (Sabiduría 19, 17)

  • Si ves a un hombre inteligente, ve en seguida hacia él y que tus pies gasten el umbral de su puerta. (Eclesiástico 6, 36)

  • El necio curiosea la casa desde la puerta, pero el bien educado se queda afuera. (Eclesiástico 21, 23)

  • Es falta de educación escuchar junto a la puerta: al prudente se le caería la cara de vergüenza. (Eclesiástico 21, 24)

  • fabrícate una balanza y una pesa para tus palabras, y una puerta y un cerrojo para tu boca. (Eclesiástico 28, 25)

  • ¡Gime, Puerta! ¡Grita, Ciudad! ¡Desfallece, Filistea toda entera! Porque del Norte viene una humareda y nadie se desbanda en sus formaciones. (Isaías 14, 31)

  • Tus valles más hermosos se llenaron de carros de guerra, los jinetes se apostaron a la Puerta (Isaías 22, 7)

  • No queda más que desolación en la ciudad, la puerta ha sido rota a pedazos. (Isaías 24, 12)

  • Detrás de los postes de la puerta has colocado tu memorial; te has desnudado, bien lejos de mí, y has subido al lecho que habías tendido; has hecho un trato con uno de esos con quienes te gusta acostarte, y has contemplado la insignia. (Isaías 57, 8)

  • Párate a la puerta de la Casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Tu dirás: Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, hombres de Judá que entran por estas puertas para postrarse delante del Señor. (Jeremías 7, 2)

  • Así me habló el Señor: Ve, párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén, (Jeremías 17, 19)

  • saldrás al valle de Ben Hinnóm, que está a la entrada de la puerta de la Alfarería, y proclamarás allí las palabras que yo te indicaré. (Jeremías 19, 2)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina