Gefunden 345 Ergebnisse für: fuerza interior

  • Pero Jesús respondió: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza salía de mí». (Lucas 8, 46)

  • Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. (Lucas 11, 20)

  • Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto». (Lucas 24, 49)

  • y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre. (Juan 2, 25)

  • Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». (Hechos 1, 8)

  • Por haber creído en su Nombre, ese mismo Nombre ha devuelto la fuerza al que ustedes ven y conocen. Esta fe que proviene de él, es la que lo ha curado completamente, como ustedes pueden comprobar. (Hechos 3, 16)

  • Todos, desde el más pequeño al más grande, lo seguían y decían: «Este hombre es la Fuerza de Dios, esa que es llamada Grande». (Hechos 8, 10)

  • Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo. (Hechos 16, 24)

  • Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos (Hechos 19, 1)

  • Porque de acuerdo con el hombre interior, me complazco en la Ley de Dios, (Romanos 7, 22)

  • por el poder de signos y prodigios y por la fuerza del Espíritu de Dios. Desde Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la Buena Noticia de Cristo, (Romanos 15, 19)

  • El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios. (I Corintios 1, 18)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina