Gefunden 635 Ergebnisse für: corazón sincero

  • Pero gracias a Dios, ustedes, después de haber sido esclavos del pecado, han obedecido de corazón a la regla de doctrina, a la cual fueron confiados, (Romanos 6, 17)

  • Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. (Romanos 9, 2)

  • En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?, esto es, para hacer descender a Cristo. (Romanos 10, 6)

  • ¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. (Romanos 10, 8)

  • Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. (Romanos 10, 9)

  • Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. (Romanos 10, 10)

  • para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 15, 6)

  • y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)

  • Así quedarán manifiestos los secretos de su corazón, y él, cayendo de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre ustedes. (I Corintios 14, 25)

  • No pretendemos volver a recomendarnos delante de ustedes: solamente queremos darles un motivo para que se sientan orgullosos de nosotros y puedan responder a los que se glorían de lo exterior y no de lo que hay en el corazón. (II Corintios 5, 12)

  • Nosotros obramos con integridad, con inteligencia, con paciencia, con benignidad, con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero, (II Corintios 6, 6)

  • Les hemos hablado, corintios, con toda franqueza y hemos abierto completamente nuestro corazón. (II Corintios 6, 11)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina