Gefunden 82 Ergebnisse für: batalla de Raba

  • Cuando Joab vio que había dos frentes de batalla, uno delante de él y otro detrás, seleccionó a lo más escogido de Israel y los alineó frente a los arameos, (II Samuel 10, 9)

  • Cuando informaron de esto a David, él concentró a todo Israel, cruzó el Jordán y llegó a Helám. Los arameos tomaron posiciones frente a David y le libraron batalla. (II Samuel 10, 17)

  • Al comienzo del año, en la época en que los reyes salen de campaña, David envió a Joab con sus servidores y todo Israel, y ellos arrasaron a los amonitas y sitiaron Rabá. Mientras tanto, David permanecía en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)

  • Joab envió a David el parte de batalla, (II Samuel 11, 18)

  • y dio esta orden al mensajero: "Cuando termines de comunicar al rey el parte de batalla, (II Samuel 11, 19)

  • Joab atacó a Rabá de los amonitas y tomó la ciudad real. (II Samuel 12, 26)

  • Luego envió mensajeros a David para decirle: "Acometí contra Rabá y conquisté también la ciudad de las Aguas. (II Samuel 12, 27)

  • David reunió todo el ejército, fue a Rabá, la atacó y la tomó. (II Samuel 12, 29)

  • Y cuando David llegó a Majanaim, Sobí, hijo de Najás, el de Rabá de los amonitas, Maquir, hijo de Amiel, el de Lo Dabar, y Barzilai, el galaadita de Roglím, (II Samuel 17, 27)

  • La tropa salió al campo abierto para enfrentarse con Israel, y se entabló batalla en el bosque de Efraím. (II Samuel 18, 6)

  • Los filisteos reanudaron la guerra contra Israel. Entonces, David bajó con sus servidores y presentaron batalla a los filisteos. David estaba extenuado, (II Samuel 21, 15)

  • "¿Por medio de quién?", preguntó Ajab. El profeta dijo: "Así habla el Señor: Por medio de los cuerpos de cadetes que están a las órdenes de los jefes de distritos". Ajab insistió: "¿Y quién librará la batalla?". "Tú", respondió él. (I Reyes 20, 14)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina