Gefunden 11 Ergebnisse für: anaquitas
Pero, ¡qué poderosa es la gente que ocupa el país! Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, vimos allí a los anaquitas. (Números 13, 28)
Vimos a los gigantes -los anaquitas son raza de gigantes-. Nosotros nos sentíamos como langostas delante de ellos, y esa es la impresión que debimos darles". (Números 13, 33)
¿Adónde iremos? Nuestros hermanos nos dejaron sin aliento, cuando nos dijeron: ‘Son gente más grande y más alta que nosotros; las ciudades son enormes y están provistas de murallas que se elevan hasta el cielo. Allí vimos también a los anaquitas’". (Deuteronomio 1, 28)
Antiguamente habían estado allí los emíes, un pueblo fuerte, numeroso y de elevada estatura como los anaquitas. (Deuteronomio 2, 10)
Tanto ellos como los anaquitas eran tenidos por gigantes, pero los moabitas los llaman emíes. (Deuteronomio 2, 11)
Eran un pueblo fuerte, numeroso y de elevada estatura como los anaquitas; pero el Señor los destruyó por medio de los amonitas, que los desposeyeron y se establecieron en lugar de ellos. (Deuteronomio 2, 21)
Son los anaquitas, un pueblo numeroso y de elevada estatura. Tú ya los conoces y has oído decir de ellos: "¿Quién es capaz de enfrentar a los anaquitas?". (Deuteronomio 9, 2)
En aquel tiempo, Josué hizo una campaña contra los anaquitas y los exterminó de la Montaña: de Hebrón, de Debir, de Anab, en una palabra, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Los consagró al exterminio con todas sus ciudades, (Josué 11, 21)
Por eso, dame esta montaña que el Señor me prometió aquel día. Tú mismo oíste ese día que allí se encuentran los anaquitas, y que las ciudades son grandes y amuralladas. Pero sin duda el Señor estará conmigo, y yo los expulsaré como él me lo prometió". (Josué 14, 12)
El nombre primitivo de Hebrón fue Quiriat Arbá, y Arbá fue el más grande de los anaquitas. Después cesó la guerra en el país. (Josué 14, 15)
Gaza se rapó la cabeza, Ascalón está perdida. Asdod, resto de los anaquitas, ¿hasta cuándo te harás incisiones? (Jeremías 47, 5)