Gefunden 13 Ergebnisse für: Tito

  • También los romanos enviaron a los judíos la siguiente carta: "Quinto Memio y Tito Manio, legados de los romanos, saludan al pueblo de los judíos. (II Macabeos 11, 34)

  • estaba muy preocupado porque no encontré a mi hermano Tito; por eso, me despedí de ellos y partí para Macedonia. (II Corintios 2, 13)

  • Pero Dios, que consuela a los afligidos, nos consoló con la llegada de Tito, (II Corintios 7, 6)

  • Esto nos ha servido de consuelo; y a este consuelo personal, se agregó una alegría mucho mayor todavía: la de ver el gozo de Tito, después que fue tranquilizado por ustedes. (II Corintios 7, 13)

  • Y si delante de él me glorié un poco de ustedes, no me avergüenzo de ello. Todo lo contrario, de la misma manera que siempre les he dicho la verdad, también en esta ocasión se comprobó que era legítimo el orgullo que sentí por ustedes delante de Tito. (II Corintios 7, 14)

  • Por eso, hemos rogado a Tito que lleve a feliz término entre ustedes esta obra de generosidad, de la misma manera que la había comenzado. (II Corintios 8, 6)

  • Doy gracias a Dios, porque ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud que yo tengo por ustedes. (II Corintios 8, 16)

  • En cuanto a Tito, él es mi compañero y mi colaborador entre ustedes, y los demás hermanos son los delegados de las Iglesias y la gloria de Cristo. (II Corintios 8, 23)

  • Le rogué a Tito que fuera, y envié con él al hermano que ustedes conocen. ¿Acaso Tito los ha explotado? ¿No hemos actuado con las mismas intenciones y de la misma manera? (II Corintios 12, 18)

  • Al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito. (Gálatas 2, 1)

  • Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo y era de origen pagano, fue obligado a circuncidarse, (Gálatas 2, 3)

  • porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. Él se fue a Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia. (II Timoteo 4, 10)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina