Gefunden 16 Ergebnisse für: Matanías

  • El rey de Babilonia designó rey, en lugar de Joaquín, a su tío Matanías, a quien le cambió el nombre por el de Sedecías. (II Reyes 24, 17)

  • Bacbacar, Heres, Galal y Matanías, hijo de Micá, hijo de Zicrí, hijo de Asaf; (I Crónicas 9, 15)

  • De Hemán: los hijos de Hemán, a saber, Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Ierimot, Jananías, Jananí, Eliatá, Guidaltí, Romantí Ezer, Iosbecasá, Malotí, Hotir y Majaziot. (I Crónicas 25, 4)

  • la novena sobre Matanías, con sus hijos y hermanos: doce en total; (I Crónicas 25, 16)

  • Entonces el espíritu del Señor descendió sobre Iajaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Ieiel, hijo de Matanías, uno de los levitas de los hijos de Asaf, que estaba en medio de la asamblea. (II Crónicas 20, 14)

  • de los descendientes de Elisafán: Simrí y Ieiel; de los descendientes de Asaf: Zacarías y Matanías; (II Crónicas 29, 13)

  • de los hijos de Elám: Matanías, Zacarías, Iejiel, Abdí, Ieremot y Elías; (Esdras 10, 26)

  • de los hijos de Zatú: Elionai, Eliasib, Matanías, Ieremot, Zabad y Azizá; (Esdras 10, 27)

  • de los hijos de Pajat Moab: Adná, Quelal, Benaías, Maasías, Matanías, Besalel, Binuí y Manasés; (Esdras 10, 30)

  • Matanías, Matenai y Iasai; (Esdras 10, 37)

  • Matanías, hijo de Micá, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía el canto de los himnos y entonaba la oración de acción de gracias; Bacbuquías, el segundo entre sus hermanos; Abdá, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Iedutún. (Nehemías 11, 17)

  • El jefe de los levitas de Jerusalén era Uzí, hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Matanías, hijo de Micá; era uno de los hijos de Asaf, que estaban encargados del canto en el culto de la Casa de Dios. (Nehemías 11, 22)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina