Gefunden 567 Ergebnisse für: Ley

  • Tú, que te glorías en la Ley, deshonras a Dios violando la Ley. (Romanos 2, 23)

  • La circuncisión es útil si practicas la Ley, pero si no la practicas, es lo mismo que si fueras un incircunciso. (Romanos 2, 25)

  • Al contrario, el que no está circuncidado, pero observa las prescripciones de la Ley, será tenido por un verdadero circunciso. (Romanos 2, 26)

  • Más aún, el que físicamente no está circuncidado pero observa la Ley, te juzgará a ti, que teniendo la letra de la Ley y la circuncisión, no practicas la Ley. (Romanos 2, 27)

  • El verdadero judío lo es interiormente, y la verdadera circuncisión es la del corazón, la que se hace según el espíritu y no según la letra de la Ley. A este le corresponde la alabanza, no de los hombres, sino de Dios. (Romanos 2, 29)

  • Ahora bien, nosotros sabemos que todo lo que dice la Ley es válido solamente para los que están bajo la Ley, a fin de que nadie pueda alegar inocencia y todo el mundo sea reconocido culpable delante de Dios. (Romanos 3, 19)

  • Porque a los ojos de Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer el pecado. (Romanos 3, 20)

  • Pero ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas: (Romanos 3, 21)

  • ¿Qué derecho hay entonces para gloriarse? Ninguno. Pero, ¿en virtud de qué ley se excluye ese derecho? ¿Por la ley de las obras? No, sino por la ley de la fe. (Romanos 3, 27)

  • Porque nosotros estimamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. (Romanos 3, 28)

  • Entonces, ¿por medio de la fe, anulamos la Ley? ¡Ni pensarlo! Por el contrario, la confirmamos. (Romanos 3, 31)

  • En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe. (Romanos 4, 13)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina