Gefunden 90 Ergebnisse für: Cordero

  • Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: "¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!". (Jeremías 11, 19)

  • Cada día ofrecerás en holocausto al Señor un cordero nacido en el año y sin defecto: lo ofrecerás cada mañana. (Ezequiel 46, 13)

  • Cada mañana se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, como holocausto perpetuo. (Ezequiel 46, 15)

  • y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: "¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?". (Marcos 14, 14)

  • Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. (Juan 1, 29)

  • y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». (Juan 1, 36)

  • El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja ante el que lo esquila, así él no abrió la boca. (Hechos 8, 32)

  • sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto, (I Pedro 1, 19)

  • Entonces vi un Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono y los cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. (Apocalipsis 5, 6)

  • El Cordero vino y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. (Apocalipsis 5, 7)

  • Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos, (Apocalipsis 5, 8)

  • y exclamaban con voz potente: «El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza». (Apocalipsis 5, 12)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina