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  • Ajab, pues, se fue a su casa triste y enojado por la respuesta de Nabot, que quería guardar la herencia de sus padres. Se acostó sin querer comer y con la cara hacia la pared. (1 Reyes 21, 4)

  • El rey estaba de pie junto a la columna; pactó la alianza en presencia de Yavé, comprometiéndose a seguirlo, a guardar sus mandamientos y sus leyes, y a respetar sus ordenanzas. Se comprometió a mantener esta alianza según lo escrito en el Libro, con todo su corazón y toda su alma. Y todo el pueblo se comprometió con él. (2 Reyes 23, 3)

  • El rey se mantuvo de pie sobre su estrado y celebró la Alianza en presencia de Yavé, tomando el compromiso de caminar tras Yavé y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos con todo su corazón y con toda su alma, cumpliendo las palabras de la Alianza escritas en aquel libro. (2 Crónicas 34, 31)

  • Todos éstos, junto con los jefes, sus hermanos, se comprometen por juramento a proceder conforme a la Ley de Dios, promulgada por medio de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y cumplir todos los preceptos de Yavé, Dios nuestro, y sus normas y leyes. (Nehemías 10, 30)

  • Ordené también a los levitas purificarse y venir a guardar las puertas, para santificar el sábado. También por esto, acuérdate de mí, Dios mío, y ¡ten piedad de mí según tu gran misericordia! (Nehemías 13, 22)

  • ya que es bueno guardar el secreto del rey, pero conviene descubrir y alabar las obras de Dios. Practiquen el bien, porque así nunca los alcanzará el mal. (Tobías 12, 7)

  • que observaran estos días de Purim, como lo había establecido Mardoqueo, y respetaran, ellos y sus descendientes, la obligación de ayunar y de guardar luto. (Ester 9, 31)

  • «¿Te molesta si te hablamos? Pero, ¿cómo guardar silencio? (Job 4, 2)

  • Tu palabrería, ¿hará guardar silencio a los demás? ¿Acaso te burlarás sin que nadie responda? (Job 11, 3)

  • ¡Quién pudiera obligarlos a guardar silencio!, eso sería el único acto sabio de ustedes. (Job 13, 5)

  • Tus preceptos, yo los quiero guardar, no me abandones, pues, completamente. (Salmos 119, 8)

  • Sé bueno con tu servidor y viviré, pues yo quisiera guardar tu palabra. (Salmos 119, 17)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina