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  • Llévense sus rebaños de ovejas y vacunos, como ustedes piden. ¡Salgan, pero denme la bendición!» (Exodo 12, 32)

  • El cordero se comerá dentro de la casa; no se sacará afuera ni un solo pedazo, ni le quebrarán ningún hueso. (Exodo 12, 46)

  • Si algún extranjero residente quiere celebrarla, tienen que circuncidarse los varones de su casa; entonces podrá participar como cualquier persona del país. El que no esté circuncidado no puede comerla: (Exodo 12, 48)

  • y aquel mismo día Yavé los hizo salir de Egipto, bien ordenados como un ejército. (Exodo 12, 51)

  • Por eso los llevó rodeando por el camino del desierto hacia el mar Rojo. Todo el pueblo salió de Egipto bien ordenado. (Exodo 13, 18)

  • «Ordena a los hijos de Israel que cambien de rumbo y acampen frente a Piajirot, que está entre Migdal y el mar, delante de Baal-Sefón. Al llegar a este lugar levantarán el campamento junto al mar. (Exodo 14, 2)

  • Así, pues, Faraón pensará que los hijos de Israel andan errantes en el país y que no pueden atravesar el desierto. (Exodo 14, 3)

  • Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón. (Exodo 14, 24)

  • Al soplo de tus narices retroceden las aguas, las olas se paran como murallas; los torbellinos cuajan en medio del mar. (Exodo 15, 8)

  • El les dijo: «Esto es lo que tiene ordenado Yavé: Mañana es día sábado, un descanso sagrado que le es dedicado. Hagan hoy todo lo que tengan que hacer, cuezan lo que haya que cocer, hiervan lo que han de hervir y guarden lo que sobre para el día siguiente.» (Exodo 16, 23)

  • Acuérdense de que Yavé les ha dado el sábado, y por esto el día sexto les ha doblado la ración. Quédense cada uno en su casa y que nadie se mueva el día séptimo.» (Exodo 16, 29)

  • Moisés dijo: «Yavé ha dado esta orden: Guarden una medida de maná para sus descendientes, para que vean el alimento que les di de comer en el desierto cuando los hice salir de Egipto.» (Exodo 16, 32)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina