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  • Se salvará, por supuesto, gracias a la maternidad, con tal de que lleve una vida ordenada, perseverando en la fe, el amor y la obra de santificación. (1º Carta a Timoteo 2, 15)

  • que guarden el misterio de la fe en una conciencia limpia. (1º Carta a Timoteo 3, 9)

  • Aprenden además a no hacer nada y se acostumbran a andar de casa en casa. Como no tienen nada que hacer, hablan de más, se meten en lo que no les toca y dicen lo que no deben. (1º Carta a Timoteo 5, 13)

  • Del mismo modo las buenas acciones pueden ser notorias; y si no lo son, tendrán que descubrirse. (1º Carta a Timoteo 5, 25)

  • es un ciego que no entiende nada. Ese padece la enfermedad de las discusiones y cuestiones inútiles, de donde proceden envidias, discordias, insultos, desconfianzas (1º Carta a Timoteo 6, 4)

  • Los que quieren ser ricos caen en tentaciones y trampas; un montón de ambiciones locas y dañinas los hunden en la ruina hasta perderlos. (1º Carta a Timoteo 6, 9)

  • Ahora te doy una orden en presencia del Dios que da vida al universo entero, y de Cristo Jesús, que dio su magnífico testimonio ante Poncio Pilato: (1º Carta a Timoteo 6, 13)

  • Que practiquen el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den de buen corazón, que sepan compartir. (1º Carta a Timoteo 6, 18)

  • Timoteo, conserva el depósito; evita las palabrerías inútiles y mundanas, así como las discusiones procedentes de una falsa ciencia. (1º Carta a Timoteo 6, 20)

  • Que el Señor bendiga a la familia de Onesíforo, pues a menudo vino a confortarme y no se avergonzó de mis cadenas. (2º Carta a Timoteo 1, 16)

  • Al agricultor que trabaja duro le corresponden en primer lugar los frutos de la cosecha. Entiende lo que quiero decirte; (2º Carta a Timoteo 2, 6)

  • Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. (2º Carta a Timoteo 2, 9)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina