Gefunden 185 Ergebnisse für: conquista del trono

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en el terreno que hay a la entrada de la puerta de Samaria, mientras que todos los profetas profetizaban delante de ellos. (2 Crónicas 18, 9)

  • Miqueas le dijo entonces: «Escuchen la palabra de Yavé. He visto a Yavé sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda. (2 Crónicas 18, 18)

  • Joram tomó posesión del trono de su padre; y cuando se sintió fuerte, pasó a cuchillo a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel. (2 Crónicas 21, 4)

  • Después encabezó a los jefes de cien, a los notables, a los dirigentes del pueblo y a toda la población del país; y haciendo bajar al rey de la Casa de Yavé, entraron por la puerta superior en la casa del rey y lo sentaron en el trono del reino. (2 Crónicas 23, 20)

  • Nabucodonosor, indignado con todas aquellas naciones, juró por su trono y por su reino vengarse de todas ellas. (Judit 1, 12)

  • Estaba éste sentado en su trono real, aparecía muy respetable, revestido de los ornamentos con que se presentaba en público y resplandeciente de oro y piedras preciosas. Levantando sus ojos, que impresionaban por su seriedad, los fijó en Ester, muy enojado. (Ester 15, 10)

  • no aparta su mirada de los justos. Si pone en el trono a los reyes, es para que perdure su reinado; pero si se dejan dominar por la soberbia, (Job 36, 7)

  • Te has sentado en tu trono, cual juez justo y has reinvindicado mi causa y mis derechos. (Salmos 9, 5)

  • Pero el Señor reina para siempre y establece su trono para el juicio. (Salmos 9, 8)

  • El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos están observando y fija su mirada en los hijos de Adán. (Salmos 11, 4)

  • Tronó el Señor desde los cielos, el Altísimo hizo oír su voz. (Salmos 18, 14)

  • Tu trono, oh Dios, es firme para siempre. Cetro de rectitud es el de tu reinado. (Salmos 45, 7)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina