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  • Allí le quitarás a Aarón sus vestiduras y se las pondrás a su hijo Eleazar, puesto que Aarón irá a reunirse con sus padres, allí morirá". (Números 20, 26)

  • Partieron de allí y acamparon en las Ruinas de los Abarim, en el desierto, al este de Moab, hacia el lado del sol naciente. (Números 21, 11)

  • Salieron de allí y acamparon a orillas del torrente der Zered. (Números 21, 12)

  • Subieron de allí y acamparon más allá del Arnón. Ese torrente en el desierto era el límite del territorio de los Amoritas, pues el Arnón es la frontera de Moab, entre los moabitas y los amoritas. (Números 21, 13)

  • De allí partieron para Beer. A propósito de ese pozo Yavé le dijo a Moisés: "Reúne al pueblo y le daré agua". (Números 21, 16)

  • Moisés envió espías a Yazer. Los Israelitas se apoderaron de esa ciudad y de sus aldeas y expulsaron a los amoritas que estaban allí. (Números 21, 32)

  • Los Israelitas salieron de allí y acamparon en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán a la altura de Jericó. (Números 22, 1)

  • De mañana Balac vino a buscar a Balaam e hizo que subiera a Bamot-Baal, porque desde allí podía ver una parte del pueblo. (Números 22, 41)

  • Entonces Balac le dijo: "Ven pues conmigo a otro lugar. Desde allí verás al pueblo, aunque no todo, y tú me lo maldecirás". (Números 23, 13)

  • Lo llevó pues al Campo de los Centinelas en la cumbre del Pisga. Allí hizo siete altares y puso en cada altar un novillo y un chivo. (Números 23, 14)

  • Pero Balaam le respondió a Balac: "Te lo advertí muy bien: lo que diga Yavé, eso haré". Balac le dijo a Balaam: "Ven, te llevaré a otra parte, y a lo mejor allí tu Dios estará de acuerdo en que me lo maldigas!" (Números 23, 26)

  • Y proclamó además este poema: "¡Ay! ¿quién estará allí cuando Dios lo decida? (Números 24, 23)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina