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contra Codorlamor, rey de los elamitas, Tadal, rey de Goyim, Amrafel, rey de Senaar, y Arioc, rey del Ponto. Eran, pues, cuatro reyes contra cinco. (Génesis 14, 9)
Abram le respondió: «Levanto mi mano hacia Yavé, creador del cielo y de la tierra, el Dios Altísimo, (Génesis 14, 22)
Abram respondió: «Señor Yavé, ¿qué me quieres dar? Soy un hombre sin hijos, y todo lo que poseo pasará a Eliezer de Damasco. (Génesis 15, 2)
Cuando el sol estaba a punto de ponerse, Abram cayó en un profundo sueño y se apoderó de él un terror y una gran oscuridad. (Génesis 15, 12)
Ella contestó: «Estoy huyendo de Saray, mi señora.» Le replicó el Angel del Señor: «Regresa donde tu señora y ponte a sus órdenes con humildad.» (Génesis 16, 9)
Y el Angel le dijo: "Mira que estás embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás por nombre Ismael, porque Yavé ha considerado tu miseria. (Génesis 16, 11)
Pero Dios le respondió: «De ninguna manera, pues va a ser Sara, tu esposa, la que te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Estableceré mi alianza con él. y con su descendencia después de él para siempre. (Génesis 17, 19)
Les haré traer un poco de pan para que recuperen sus fuerzas, antes de proseguir su viaje, pues creo que para esto pasaron ustedes por mi casa.» Ellos respondieron: «Haz como has dicho.» (Génesis 18, 5)
Entonces le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu esposa?» El les respondió: «Está dentro, en la tienda.» (Génesis 18, 9)
pero si faltan cinco justos para llegar a los cincuenta, ¿destruirás la ciudad por esos cinco que faltan?» Yavé respondió: «No habrá destrucción si encuentro allí cuarenta y cinco hombres justos.» (Génesis 18, 28)
y les dijo: «Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este siervo suyo a pasar la noche. Se lavarán los pies, descansarán y mañana, al amanecer, podrán seguir su camino.» Ellos le respondieron: «No, pasaremos la noche en la plaza.» Pero él insistió tanto, que lo siguieron a su casa, y les preparó comida. (Génesis 19, 2)
Pero ellos le respondieron: «¡Quítate del medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.» Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta. (Génesis 19, 9)
