Gefunden 64 Ergebnisse für: Mentira

  • Para cualquier persona la mentira es una mancha, pero la gente mal educada se acostumbra a ella. (Sirácides (Eclesiástico) 20, 24)

  • ¿Puede uno purificarse con algo impuro? ¿Y encontrar la verdad en lo que es mentira? (Sirácides (Eclesiástico) 34, 4)

  • Avergüéncense de su mal comportamiento ante su padre y su madre; de la mentira ante un príncipe o un poderoso; (Sirácides (Eclesiástico) 41, 17)

  • La cabeza son el anciano y el noble; la cola es el profeta de mentira (Isaías 9, 16)

  • Fue sepultado junto a los malhechores y su tumba quedó junto a los ricos, a pesar de que nunca cometió una violencia ni nunca salió una mentira de su boca. (Isaías 53, 9)

  • ¿De quién se están riendo? ¿A quién le hacen morisquetas y le sacan la lengua? ¿No son ustedes hijos del pecado y descendientes de la mentira, (Isaías 57, 4)

  • Pues las manos de ustedes están manchadas de sangre, y sus dedos, de crímenes. Sus labios pronuncian la mentira y su lengua murmura la falsedad. (Isaías 59, 3)

  • Pues, ¿por qué este pueblo sigue en su rebeldía, sin querer ceder? Se aferran fuertemente a la mentira y se niegan a convertirse. (Jeremías 8, 5)

  • ¿Cómo pueden ustedes decir: «Somos sabios y poseemos la Ley de Yavé?» Cuando es bien cierto que la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribientes. (Jeremías 8, 8)

  • Estiran su lengua como un arco; es la mentira y no la verdad lo que prevalece en este país. Sí, van de crimen en crimen. ¡Y a Yavé no lo conocen! (Jeremías 9, 2)

  • Viven en la mentira y la mentira les impide conocerme. (Jeremías 9, 5)

  • Así queda descalificada la sabiduría de los mortales. El platero debería avergonzarse de su ídolo, porque sus estatuas no son más que mentira, que nunca respiran. (Jeremías 10, 14)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina