Gefunden 215 Ergebnisse für: Habla

  • El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla. (Ezequiel 10, 5)

  • Por eso, así habla Yavé: Los habitantes de Jerusalén son como la madera de parra que se echa al fuego junto con los árboles silvestres. (Ezequiel 15, 6)

  • Habla, pues, en figuras para esa banda de rebeldes. Dirás de parte de Yavé: Pon la olla en el fuego y échale agua. (Ezequiel 24, 3)

  • "Hijo de hombre, habla para el Faraón, el rey de Egipto y profetiza en contra de él y de todo Egipto. (Ezequiel 29, 2)

  • «Hijo de hombre, habla de parte mía, y di: Esto dice el Señor Yavé: ¡Ay de ese día! (Ezequiel 30, 2)

  • "Hijo de hombre, habla de parte mía contra los pastores de Israel, profetiza! Les dirás a los pastores: Esta es una palabra de Yavé: ¡Ay de ustedes, pastores de Israel: pastores que sólo se preocupan de ustedes mismos! ¿Acaso el pastor no tiene que preocuparse del rebaño? (Ezequiel 34, 2)

  • Así habla Yavé: a ti te convertiré en una ruina, mientras el resto del mundo disfrutará de alegría. (Ezequiel 35, 14)

  • Así habla Yavé: Este es el territorio que se repartirán entre las doce tribus de Israel (darán dos porciones a José). (Ezequiel 47, 13)

  • Así como nadie queda impertérrito al oír el rugido del león, así tampoco se negará nadie a profetizar cuando escucha lo que le habla el Señor. (Amós 3, 8)

  • Por eso, así habla Yavé, el Dios de los Ejércitos, el Señor: Habrá lamentaciones en las plazas y en todas las callesse escucharán los "¡Ayes!". Invitarán a los campesinos para celebrar el duelo y contratarán lloronas como para un velorio. (Amós 5, 16)

  • Yavé es quien me sacó de detrás de las ovejas y me dijo: «Ve y habla de parte mía a Israel, mi pueblo». (Amós 7, 15)

  • Así habla Yavé de los ejércitos: «Los ancianos y las viejas volverán a sentarse en las plazas de Jerusalén, apoyándose en su bastón por el peso de los años. (Zacarías 8, 4)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina